31 julio 2006

Icono homosexual (II)

Hace un par de días curioseaba por la página web de El Mundo buscando noticias de Chenoa en el sitio web. Buscando y rebuscando por noticias, foros y magazines, me salió una opinión en uno de los blogs del citado periódico en el que la mencionaban. Por lo que pude adivinar, el tema de debate ese día era el de los iconos gays y un lector o lectora, bajo el nick "masiconos", quiso sacar a colación el nombre de la cantante. Podéis leer lo que decía aquí.

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Visto esto, me lancé a buscar el artículo principal que había suscitado el debate. Cuál es mi sorpresa cuando lo primero que me encuentro es la imagen que hoy también ilustra esta entrada del blog. No hay duda, Chenoa sabe lo que hace, Chenoa sabe de lo que habla, Chenoa sabe dónde pisa. San Sebastián y Juana de Arco, iconos homosexuales por excelencia, por los siglos de los siglos. ¿Os suenan de algo?

De San Sebastián aún recuerdo una portada, no hace mucho, de cierto personaje muy conocido del mundo de la cultura, más concretamente de las artes escénicas. Aparecía como Dios lo trajo al mundo, con sus flechas atravesándole el alma y su mirada de dolor angelical. Igualito que Chenoa, vamos, pero sin su repercusión mediática. Podéis verlo aquí

Pasados los días, en algún corrillo aún se reían cuando Chenoa recordaba a Juana de Arco como uno de sus personajes históricos favoritos. Obviamente, las risas no tardaron en volverse contra ellos y su propia incultura: ni Juana de Arco es la loca, ni la elección de Chenoa había sido a lo loco. Claro que todos cometemos errores, pero no es ni sabio ni inteligente reirse malintencionadamente de la presunta incultura de los demás. Más que nada porque al final tus carcajadas se vuelven contra ti.

Enlace al artículo de El Mundo

21 julio 2006

Tanto va el cántaro a la fuente...

No se cansaron de pelearlos, de ir a hacerles daño, de intentar sacar de donde no había. Ni a ella le sentó mal la famosa frase, ni a él le podía la presión mediática. Posiblemente se trató de una relación más, como hay miles. Todos hemos roto alguna vez, más de uno hemos tenido amores fugaces. Tantas veces publicaron que habían roto, que en alguna tenían que acertar. "Si ya lo decíamos nosotros", pensará más de un contertulio, colaborador o presentador. Pues sí, esta vez el cántaro se rompió.

La propia Chenoa confirmó la noticia: su relación con el actor Álex González había terminado. Lo hizo tras finalizar la rueda de prensa que ofreció en Sevilla horas antes del concierto que la llevó a la localidad de Dos Hermanas, el pasado 7 de julio. Serena y tranquila respondió a las preguntas de los medios y, como hace ya más de un año, tampoco dió más detalles de lo sucedido: "digo lo justo y necesario, y os contesto porque creo que tengo que contestaros, pero no a todo".

Al día siguiente todos los programas de corazón se hicieron eco de la confirmación, unos con más fortuna que otros, dicho sea de paso. Mientras la mayoría intenta buscar motivos, terceras personas, cualquier causa que justifique el fin de esa relación, Chenoa continúa su exitosa gira de conciertos por toda España, tratando por todos los medios de hacer oídos sordos a las barbaridades que salen de los corrillos del amarillismo, repletos de hienas incapaces de pensar que hay veces en que las relaciones se terminan y punto, por el bien de los dos. ¿Quién dijo 'adiós' a quién? ¿Dónde está él? ¿Qué pasó? ¿Cómo fue? No pararán hasta que no se cansen de sacar rumores falsos sobre ambos, de mentir, como ya lo hicieron sobre el inicio de la relación. Incluso volverán a reconciliarlos, al tiempo.

Más de uno se preguntará que por qué no llora la cantante, que por qué está tan serena. Muy sencillo: Chenoa ha aprendido de los errores del pasado, de los malos consejos que cierto periodista le dió aquel día. Y sobre todo: en esta ocasión no hay cornamenta por medio.

Se acabó, no hay más, que nadie trate de seguir buscando, pues han elegido caminos distintos y debemos respetarlo. Ahora les toca trabajar, y a buen seguro que la excelente labor profesional de ambos les ayudará a pasar página.

Desde aquí les deseamos lo mejor.